Hay una oración que hacemos nosotros, y otra que sobreviene por sí misma. Habitualmente para orar nos valemos de un libro de oraciones o de nuestras palabras, pero a veces la inspiración para orar sobreviene por sí misma, forzándonos a ponernos en oración. No es fácil precisar el contenido de esta oración que viene de arriba, pero suele ser una mezcla de abandono a la voluntad de Dios, de confianza en Él, de presencia sentida de Dios, de gozo interior.

Esta oración nos hace permanecer en presencia de Dios sin más, sin palabras, tan sólo abriendo a Dios nuestro corazón, con una mirada simple de amor y agradecimiento. Es un estado en el cual uno está irresistiblemente llevado a permanecer interiormente en presencia de Dios. Aquel que ha sentido esta oración no podrá olvidarla.

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