Oh María, ¡qué grande es tu fe! Tu prima Isabel, llena del espíritu Santo, te dijo: “Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.

El ángel te aseguró que tu Hijo reinaría sobre la casa de Jacob para siempre… ¡y lo ves clavado y agonizando en una cruz!

A pesar de las oscuridades y del silencio de Dios, tenemos que conseguir que la fe se pasee por nuestra vida.

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