Su Santi­dad, Benedicto XVI, con su testimonio, nos muestra cuál es la verdadera oración: no la ocupación de algunas personas consi­deradas particularmente devotas y quizás tenidas por poco ap­tas para resolver problemas prácticos, para ese «hacer» que, sin embargo, los más «activos» creen que es el elemento decisivo de nuestro servicio sacerdotal, relegando así de hecho la ora­ción al «tiempo libre».

Orar no es tampoco simplemente una buena práctica para poner un poco en paz la propia conciencia, o solo un medio devoto para obtener de Dios lo que en un momento determinado creemos que sirve. No. La oración, nos dice en este libro y nos testimonia Benedicto XVI, es el factor decisivo: es una intercesión de la que tienen más necesi­dad que nunca tanto la Iglesia como el mundo —y tanto más en este momento de verdadero y propio cambio de época—; tienen necesidad de ella como del pan, más que del pan.”

      (Del Prefacio del Papa Francisco al libro:
       ENSEÑAR Y APRENDER EL AMOR DE DIOS
          Joseph Ratzinger- Benedicto XVI)

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