… el «fac­tor decisivo»… que los diáconos, los sacerdotes y los obispos nunca deben olvidar, a saber, que el primer y el más importante servicio no es la ges­tión de los «asuntos corrientes», sino rezar por los demás, sin interrupción, con alma y cuerpo, precisamente como lo hace hoy el papa emérito: constantemente inmerso en Dios, con el corazón siempre dirigido a Él, como un amante que en cada instante piensa en el amado, haga lo que haga.

(Del Prefacio del Papa Francisco al libro: ENSEÑAR Y APRENDER EL AMOR DE DIOS Joseph Ratzinger- Benedicto XVI)

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