Obras Destacadas

Ubicada sobre la puerta de la clausura y presidiendo el Coro de los Padres se encuentra esta talla en alabastro de la Virgen María sentada en un trono, cuyo respaldo -recubierto con rayos- acaba en un arco ricamente decorado. Sostiene al Niño Jesús sobre su rodilla derecha y sobre la izquierda apoya un libro abierto sobre un paño. Los monjes invocan a esta imagen como “Nuestra Señora del Coro”, profesándole una gran devoción por representar a María y a Jesús en actitud de acompañarlos en el canto de la salmodia.

El tríptico muestra tres escenas vinculadas a la Pasión del Señor: Jesús llevando la cruz a cuestas, la Crucifixión, y la colocación del cuerpo de Cristo muerto en el sepulcro. En la primera, el Señor es conducido hacia el monte Gólgota, mientras Simón el Cireneo le ayuda a cargar el peso de la pesada cruz que lleva a sus hombros. En la del centro, Cristo acaba de ser crucificado y el centurión romano le clava en el costado una lanza de la que sale sangre y agua. La Virgen, sobrecogida por la escena, reposa sobre la figura de San Juan y es atendida por María Magdalena. Mientras, en el panel derecho, tiene luagar la Compasio Mariae, donde la Virgen recibe el cuerpo de su hijo muerto. El cuadro hace patente la minuciosidad flamenca en la composición pictórica y en la representación de múltiples detalles de fondo propios de la vida cotidiana y de otras escenas de la vida de Cristo.

El tema de la composición, evocado a partir del título del cuadro, es el crucial momento en el que los soldados proceden a alzar la Cruz, una vez que han sujetado el cuerpo de Jesús vivo a los maderos. Unas cuerdas sirven para alzar los travesaños, simbolizando a la humanidad que crucifica a Cristo. La luz de la composición muestra un especial énfasis en la expresión viva y doliente de la figura de Cristo. Todo el conjunto está cargado de un dramatismo que Sorolla ha querido plasmar en el momento de alzar el madero de la Redención. Se trata de un cuadro temprano del artista, que tiene una factura muy diferenciada con otras obras de Soroya de época posterior.

Es una de las obras maestras de Berruguete, inspirada en la escuela flamenca, en especial en la pintura de Rogier van der Weyden. En ella se refleja la clásica escena de la Anunciación, con un tratamiento exquisito de los ropajes, los rostros, la luz y el color. También destaca la minuciosidad en el detalle de los objetos.

La talla presenta un suave plegado que cae verticalmente hasta los pies formando una composición abierta: la pierna izquierda se adelanta respecto a la derecha, asomando la punta del zapato por debajo de la ropa. La posición de los brazos, despegados del hábito, subraya también ese carácter. Esta postura dota a la talla de mesurado y suave movimiento que le aleja de todo asomo de rigidez.

El Retablo Mayor se alza majestuoso al fondo del presbiterio de la iglesia de La Cartuja. Realizado en tres años, de 1496 a 1499, tuvo un costo total de 1.015.613 maravedís, cantidad bastante superior al coste de los sepulcros de los Reyes e Infante.

El sepulcro del infante Alfonso de Castilla, hermano de Isabel la Católica, está situado en el lado izquierdo del presbiterio de la iglesia de la Cartuja de Miraflores. Está realizado completamente en alabastro tallado y tiene forma de arquisolio, rematado por un arco conopial con arcada angrelada. Se encuentra enmarcado por dos pilastras adornadas con imágenes de apóstoles y santos, y están rematadas por un relieve que representa la Anunciación. Las cuentas del monasterio registran el gasto de 158.252 maravedíes en el alabastro, traído desde Cogolludo (Guadalajara)

El Panteón Real ocupa el centro del presbiterio de la Cartuja y fue realizado entre 1489 y 1493 por Gil de Siloé. Fabricado completamente en alabastro, muestra las efigies reales de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal en la cara superior, mientras que un complejo programa iconográfico envuelve la base desplegándose un inmenso número de figuras alusivas a la muerte y a la redención, con unas calidades táctiles exquisitas, permitiendo la definición de telas, carnes y decoraciones vegetales. Por su parte, la insólita forma de estrella de ocho puntas que adopta la composición puede relacionarse con una proyección volumétrica de una bóveda gótica estrellada.