Sepulcro de los Reyes

Forma y facturaVista general (1)

El Panteón Real ocupa el centro del presbiterio de la Cartuja y fue realizado entre 1489 y 1493 por Gil de Siloé. Fabricado completamente en alabastro, muestra las efigies reales de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal en la cara superior, mientras que un complejo programa iconográfico envuelve la base desplegándose un inmenso número de figuras alusivas a la muerte y a la redención, con unas calidades táctiles exquisitas, permitiendo la definición de telas, carnes y decoraciones vegetales. Por su parte, la insólita forma de estrella de ocho puntas que adopta la composición puede relacionarse con una proyección volumétrica de una bóveda gótica estrellada.

Un encargo de Isabel «La Católica»

fotografc3ada-antigua-de-principios-del-siglo-xx-santiago-en-su-antigua-casa-sobre-el-sepulcro-de-juan-ii-e-isabel-de-portugal-en-la-cartujaEl rey Juan II de Castilla falleció en Valladolid el 22 de julio de 1454, a los 49 años de edad, y su cadáver fue sepultado en el monasterio de San Pablo de Valladolid. Por su parte la reina Isabel de Portugal, segunda esposa de Juan II, falleció el día 15 de agosto de 1496 en Arévalo, siendo enterrada en el monasterio de San Francisco de la misma localidad.

Fue su hija, la reina Isabel la Católica, la que encargó al escultor Gil de Siloé la construcción de un sepulcro para sus padres y hermano, el infante Alfonso de Castilla. Se documenta la aprobación del proyecto para ambos sepulcros en 1486, comenzando las obras tres años más tarde, en 1489. Las obras tuvieron una ejecución diferente, finalizándose en 1492 la construcción del sepulcro del infante Alfonso, y un año después, el Sepulcro de los Reyes que nos ocupa. Con posterioridad a la finalización de los nuevos sepulcros, la reina Isabel la Católica ordenó el traslado de los restos mortales de ambos a la Cartuja de Miraflores.

El programa iconográfico

1. Efigies reales

El rey Juan II se representa revestido de sus atributos, corona y manto, y porta un cetro, desaparecido en la actualidad. Además, su cabeza apoya sobre una almohada con una corona en relieve que busca enaltecer aún más la figura del rey. La cabeza del monarca es fruto de una reconstrucción posterior, ya que fue destruido en unas revueltas contra la corona en el reinado de Fernando VII.

La imagen de la reina, por su parte, destaca por la calidad a la hora de reflejar las distintas texturas de encarnaciones y tejido, por lo que se cree obra directa del maestro Gil de Siloe. Sostiene un Libro de Horas en las manos, indicando su actividad principal: el rezo y la devoción.

2. Apóstoles y evangelistas

Rodeando a los reyes había originalmente doce figuras de las cuales se conservan solamente nueve, siendo originales tan solo siete: los apóstoles Santiago Alfeo, Bartolomé, Pedro y otros cuatro más no identificables; y las dos restantes, una santa coronada, quizá santa Catalina, y san Esteban, procedente del sepulcro del infante don Alfonso.

En los vértices del rombo figuran los cuatro Evangelistas, piezas de gran detallismo en el conjunto.

3. Basamentos

El pie del sepulcro está rodeado de leones sujetando escudos, o devorándose entre ellos, o luchando contra cánidos, y los de las zonas en eje con la cabecera, son rampantes sosteniendo los escudos de los reyes. En los vértices se sitúan pequeñas figuritas de cartujos velando con su oración el eterno descanso de los difuntos.

4. Hornacinas laterales

En cuanto a los nichos formados en los dieciséis lados, sirven para desplegar un rico programa iconográfico, con pequeñas capillas de dosel con figuras y escenas alusivas a la Muerte y la Resurrección. En el lateral correspondiente al costado de la reina están las siete Virtudes, que se corresponden con siete figuras del Antiguo Testamento en la parte del rey. Las siete virtudes (fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, templanza y fortaleza), aunque descolocadas en la disposición actual y difícilmente identificadas, muestran una iconografía muy frecuente de los manuscritos miniados del siglo XV.

La figura de Joseph, hijo de Jacob, se atribuye a Siloe, escogiéndose por ser una de las prefiguraciones de Cristo en el Antiguo Testamento. Simboliza la Resurrección, ya que fue tirado a un pozo por sus hermanos y logró sobrevivir. Otros personajes son Sansón, David, Esdras, Daniel o Abraham representado sacrificando a Isaac.

Se representan también a la Virgen de la Leche y la Piedad, que pueden encontrarse en otras muchas representaciones medievales.

Rey David (1)

Esperanza (1)

Intervenciones y conservación

En la restauración llevada a cabo en la última década se ha considerado que los restos de policromía que plantearon la duda sobre si el conjunto estaba policromado, son fruto de un añadido posterior. También se ha constatado que el conjunto presenta notables diferencias de calidad.  Podría pensarse que eran las lógicas dentro de un taller de la época, en el que todas las piezas no salían de las manos del maestro, pero también se ha concluido que durante una intervención a comienzos del siglo XX de José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas (disfrazado de mecenas y engañando a los monjes) sustituyó unas piezas por otras y algunas hasta desaparecieron definitivamente del conjunto, como la talla de Santiago el Mayor de Gil de Siloe que hoy se conserva en The Cloisters del Metropolitan Museum de Nueva York, y que originariamente habría estado junto a la cabeza de la reina.

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