Metidos en las mil preocupaciones de la vida siguiendo las tendencias naturales de la carne, la sensualidad…

Todas estas cosas sepultan el espíritu, que queda allí encerrado como en una tumba, incapaz de volar a lo alto, descubrir nuevos horizontes y gozar de ellos.

¡Qué fácil es sepultar el espíritu en las mil pequeñeces, preocupaciones, intereses humanos y apegos a lo de aquí abajo! ¡Qué fácil es enterrar al espíritu!

Esta web utiliza cookies para mejorar su experiencia de navegación. Puede consultar nuestra Política de Cookies.    Ver Política de cookies
Privacidad