El lugar que ocupa el Espíritu Santo en el pensamiento de San Bruno es uno de sus rasgos característicos, algo que define su propia fisonomía de contemplativo.

Es chocante las veces que aparece en sus cortos escritos la referencia al Espíritu Santo y la intensidad de sus expresiones.

Para san Bruno la vida contemplativa en soledad consiste en vivir en la escuela de la Sabiduría, bajo la dirección del Espíritu Santo.

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